Geología, cambio climático y nueva Constitución

Pensando en una nueva Constitución y gobernanza, es esencial ampliar su futura efectividad reuniendo en ellas todos los conocimientos desarrollado por profesionales dedicados a las geociencias. Así podremos tener un territorio administrado con un claro sentido de desarrollo sostenible en beneficio de todas y todos.

Aprender la interacción entre el cambio ambiental y la evolución de la vida a lo largo de cientos de millones de años da una valiosa perspectiva sobre modificaciones que los humanos están causando al usar combustibles fósiles impactando el medioambiente.

Así como estamos empezando a entender más plenamente el impacto que estamos teniendo en nuestro territorio, los recursos son cada vez más escasos, y la población más numerosa. A medida que buscamos vivir de manera más sostenible y equitativa, los geólogos están desarrollando una visión más íntegra del uso de los recursos hídricos y minerales, los desechos y subproductos derivados, y nuestras complejas interacciones con el suelo, la tierra, el mar, el aire y la vida, que juntos forman el sistema de la Tierra. La geología estudia la estructura de este planeta y procesos que lo han formado a lo largo de su extendida historia, y que continúan haciéndolo. Chile tiene una buena base de investigación geológica, fundamental para entender los procesos de la Tierra y los desafíos ambientales futuros. Una inversión adecuada en investigación impulsará el desarrollo económico y permitirá desempeñar un papel destacado en la lucha contra los desafíos ambientales.

Nuestro futuro es uno en el que los recursos están limitados, y los impactos de extraerlos y usarlos más intensamente son riesgosos. Una población cada vez mayor espera con razón una mayor prosperidad y un acceso más equitativo a los recursos naturales, lo que ejerce una presión adicional, en particular sobre el conjunto agua-energía-alimentación. El suministro seguro y sostenible de agua y energía se ve dificultado por el cambio climático. El aumento en su consumo tendrá repercusiones para el suministro interno como para industrias que producen energía y agua, así como la minería y la construcción.

Nuestra política necesita una visión integral de los ecosistemas. La relevancia de la geología y la geosfera para la protección ambiental y la prestación de servicios ecosistémicos se pasan por alto con demasiada frecuencia. No se considera que dan forma a nuestro paisaje, interactúan con la atmósfera y la hidrosfera, y sostienen los sistemas vivos. El rico patrimonio geológico y la diversidad de ecosistemas en Chile es valioso en términos de educación, turismo y calidad de vida. Es vital que los sitios geológicamente importantes estén adecuadamente protegidos, por ejemplo, mediante la designación como Geositios. Las funciones de protección realizadas por la geosfera, la hidrósfera y la atmósfera son de gran valor ambiental, y están empezando a entenderse adecuadamente. La capacidad de los sistemas naturales para soportar el cambio depende en parte de las cargas de contaminantes que pueden absorber.

Los peligros geológicos, como terremotos, erupciones volcánicas, deslizamientos de tierra y tsunamis, pueden tener efectos devastadores en poblaciones, infraestructura y paisajes del territorio. Comprender y comunicar eficazmente los riesgos, los impactos y la mitigación de estos peligros es esencial para reducir el sufrimiento humano y las pérdidas materiales.

El registro geológico contiene abundante demostración de que el clima ha cambiado en el pasado. Esa evidencia es muy relevante para entender cómo puede cambiar en el futuro. Durante los últimos 200 millones de años, el registro fósil y sedimentario muestra que la Tierra ha sufrido muchas fluctuaciones climáticas, desde más cálido que el clima actual hasta mucho más frío, en muchas escalas de tiempo diferentes. Además de la variación cíclica causada por la variación en la órbita de la Tierra y en la actividad solar, ha habido casos de cambio climático rápido asociados con aumentos del carbono atmosférico, como ocurrió hace 55 millones de años (máximo térmico Paleoceno-Eoceno). La evidencia de cambio climático pasado se conserva en una amplia gama de entornos geológicos, incluyendo sedimentos marinos y de lagos, placas de hielo, corales fósiles, estalagmitas y anillos de árboles fósiles. Observación en terreno, técnicas de laboratorio y modelos matemáticos muestran, cómo y por qué el clima ha cambiado en el pasado. Estos conocimientos sobre el pasado permiten estimar cambios probables en el futuro. La vida en la Tierra ha sobrevivido a grandes cambios en el clima en el pasado, pero estos han causado extinciones masivas y una redistribución de las especies. El impacto de aumentos relativamente pequeños en las temperaturas globales puede ser enorme en la sociedad humana.

Las causas de casos pasados de cambio climático rápido son objeto de investigación, pero es probable que el detonante de tales eventos fuera de origen geológico, por ejemplo, un periodo de intensa actividad volcánica. En cambio, los rápidos aumentos del CO2 atmosférico en las últimas décadas no pueden atribuirse a ninguna de esas causas geológicas. La actividad humana ha tenido impactos dramáticos en el paisaje, el subsuelo y los sistemas de la Tierra, impulsando cambios atmosféricos, químicos, físicos y biológicos significativos. El desarrollo de la sociedad ha sido responsable de una remodelación significativa del territorio a través de una variedad de procesos, incluyendo la agricultura, la construcción, la canalización de los ríos, la deforestación, el crecimiento urbano y la industrialización. Además del uso combustibles fósiles, la Revolución Industrial trajo niveles considerables de contaminación por la minería, la fundición y la eliminación de residuos.

La aplicación de la geología en las definiciones políticas sobre cambio climático es fundamental, considerando la esperanza de progresar hacia un bienestar perdurable para nuestro país. Se precisa que una mayor contribución científica aporte a la evaluación ambiental estratégica y a una más extendida planificación territorial. Pensando en una nueva Constitución y gobernanza, es esencial ampliar su futura efectividad reuniendo en ellas todos los conocimientos desarrollado por profesionales dedicados a las geociencias. Así podremos tener un territorio administrado con un claro sentido de desarrollo sostenible en beneficio de todas y todos.

Fuente: www.eldesconcierto.cl

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