Geología Forense en Chile: Un Aporte a la Justicia y las Ciencias Ambientales – Por Kristian Agurto-Velásquez

No es común escuchar el término Geología Forense, puesto que, al oírlo, inmediatamente se piensa ¿puede la geología estar relacionada a algo forense? La respuesta es sí, existe la Geología Forense, y lleva varios años en el mundo académico internacional.

Kristian Agurto-Velásquez – Geólogo

por Kristian Agurto-Velásquez

La geología forense nos remonta a los apasionantes relatos de Arthur Conan Doyle y su fascinante Sherlock Holmes hacia fines del siglo XIX, donde -me atrevo a decir- que por primera vez en la humanidad se unen casos de asesinato con las Ciencias de la Tierra al analizar los materiales geológicos como suelo, rocas y minerales para dar explicación a lo ocurrido en la escena del crimen. En esta ciencia se comienza a notar que no se aporta sólo desde una rama específica del conocimiento, sino desde las raíces de varias disciplinas que permiten el crecimiento del árbol forense. En nuestra época, el año 1975 Raymond C. Murray y John C.F. Tedrow, por primera vez en el mundo científico académico, utilizan el término Geología Forense para referirse al aporte potencial y futuro promisorio de las Ciencias de la Tierra en la investigación criminal forense. 

La importancia de los detalles.

La Geología Forense, también llamada Geoforense, es la unión de todas las áreas que abarca la geología como ciencia natural con las ciencias forenses. En el mundo se han reportado una infinidad de casos misteriosos de delitos como asesinatos y secuestros, en donde el victimario cree borrar todas las evidencias de su crimen, olvidando que tan solo una pequeña partícula de suelo basta para relacionarlo a la escena del crimen o a la víctima. Las hojas, semillas, polen, hongos y microvestigios proveen de información fundamental a la hora de caracterizar una persona o territorio. Al conocer las estructuras y procesos biológicos y químicos internos se logran determinar condiciones únicas y especiales para cada organismo. Algo similar puede realizarse en los suelos: Cada suelo tiene composiciones diversas que a escala microscópica pueden incluso tener huellas únicas e irrepetibles. Esto permite a los geólogos saber, entre otras cosas, cuándo un suelo es autóctono o viene transportado de otro lugar. Cabe entonces hacer la pregunta ¿pueden existir dos suelos muy parecidos en un mismo lugar? Y nuevamente la respuesta es sí, pero ahora la diferencia la hará la geoquímica de cada mineral que conforma el suelo. Dentro de cada uno de ellos se esconde información que es confiable dada la dificultad de ser imitada o falsificada. Esta información tan especial la dan sus elementos químicos y su comportamiento interno, conocidos como isótopos.

Un isótopo se define químicamente como un elemento químico que posee la misma cantidad de protones, pero con diferente cantidad de neutrones. Más fácilmente, si acudimos a la etimología, el término nace del griego y se descompone en iso-isos= igual y topos=lugar; isótopo=mismo lugar, definición que se atribuye al químico inglés Frederick Soddy al darse cuenta de que los átomos tenían las mismas propiedades químicas. En simples palabras, los elementos que conocemos de la Tabla Periódica como el oxígeno (O), carbono (C), estroncio (Sr) o plomo (Pb) pueden presentar variaciones internas en sus núcleos que hagan variar la cantidad de neutrones, pasando a ser isótopos. Estas variaciones, que pueden ser muy sutiles, permitirán observar científicamente si materiales que nos rodean como suelos, plantas, aire o agua han sufrido cambios químicos producto de factores naturales o causados por el ser humano. Con sólo una pequeña variación a la microescala de un átomo, se puede hacer una importante diferencia entre, inclusive, la culpabilidad o inocencia de una persona o grupo de personas en casos tan graves como un asesinato o delito medioambiental. 

Delitos medioambientales.

En cuestiones ambientales, son muy utilizados los elementos mencionados anteriormente sobre todo en delitos medioambientales que se han reportado en el último tiempo. Un delito medioambiental se define según el Derecho Penal Ambiental como aquella acción, comportamiento u omisión prevista y penada por la ley que atenta contra el medio ambiente o un bien, y que merece una sanción o castigo. En Chile, se han registrado diversos delitos clasificados como Delitos contra el Medio Ambiente y Patrimonio Cultural, y estos casos están tipificados en las Áreas de Persecución de la Fiscalía en cinco categorías:

  1. Daño y apropiación de monumentos nacionales.
  2. Extracción ilegal de recurso en veda.
  3. Tala ilegal.
  4. Quema ilegal.
  5. Usurpación de aguas. 

Dentro de los delitos ambientales se considera también el causar un daño irreparable a la calidad de vida de las personas, provocado por el mal manejo de residuos tóxicos, domiciliarios, o industriales. Mediático es el caso de Quintero – Las Ventanas – Puchuncaví, donde el pésimo manejo de las emisiones de azufre, arsénico, tolueno, entre otros químicos, mantienen el aire con material particulado fuera de toda norma (ver Figura 1). Este caso de contaminación ambiental afectó a un gran número de personas y fue, en parte, visualizado y llevado a cumplir las normas básicas por las industrias causantes del delito. Pero ¿qué sucede con casos que no son mediáticos, o donde la población afectada es menor? Cuando no hay recursos para investigar, cuando no hay suficientes pruebas, o se han querido borrar los rastros; aquí es donde la isotopía, huella imborrable y sensible a los cambios ambientales, juega un rol primordial como medio de prueba incluso en tribunales de justicia.

Figura 1: Mapa de contaminación en bahía de Quintero

La Geología Forense en Chile.

En varios países del mundo se han realizado estudios relacionados a la isotopía de aguas, aire, suelos e incluso vegetación, para determinar posibles fuentes de contaminación que sean desconocidas. Y aquí se debe volver a la importancia que se explicó de los isótopos, pues cualquier cambio o variación, por pequeña que sea, reviste una gran importancia para estudios geoquímicos de detalle. En Chile, estudios tan detallados en isotopía aún no se han realizado, esto debido a que la Geología Forense en el país no está desarrollada. El primer trabajo investigativo es de la geóloga Javiera Álvarez el año 2017, quien estudió unos productos que venían desde Estados Unidos, donde la mercancía fue cambiada por sacos de arena en una playa de Miami, y el estudio sedimentológico de detalle permitió acercarse a los culpables de este delito que finalmente fueron arrestados en Florida. El segundo trabajo en Geología Forense inicia durante el año 2022, donde el licenciado en geología de la Universidad Católica de Temuco, Marcelo Ortega Sandoval, junto a la Perito Químico de la Policía de Investigaciones de Chile, Dra. Alejandra Figueroa Carvajal, inicia su memoria de título relacionada al análisis geoquímico de suelos a través del comportamiento de algunas arcillas y minerales, con el objeto de determinar si pueden ser utilizados en futuros casos forenses.

A fines de 2022, el geólogo autor de este artículo, junto con otros profesionales de las ciencias (químicos, biólogos, profesores, odontólogos y médicos), participa del V Seminario Iberoamericano de Geociencias Forenses en Bogotá, Colombia, lugar desde el cual se inician las gestiones colaborativas internacionales para iniciar en 2023 su Doctorado en Ciencias en la Universidad de Chile, donde por primera vez en nuestro país se desarrollará una tesis de postgrado en Geología Forense (ver Figura 2). Su estudio se centrará en el análisis geoquímico e isotópico de distintos suelos del país, para determinar fuentes de proveniencia de carbono, oxígeno, estroncio y plomo, sean estas naturales o antrópicas, con el objetivo de lograr una caracterización detallada de distintos lugares, y en un futuro esta información sea utilizada como base para investigaciones relacionadas tanto a delitos medio ambientales como a casos policiales netamente forenses. 

Figura 2: Exposición del autor en Seminario de Geociencias Forenses

El potencial de la Geología Forense en Chile es muy amplio, porque se espera que, desde la geología y ciencias afines se contribuya con pruebas científicas que permitan dilucidar delitos en el medio ambiente, y también en casos policiales. El análisis del suelo y su interacción con tejidos humanos o sangre son el gran desafío que se espera alcance a cumplir esta nueva línea investigativa en la ciencia chilena, a la cual, todo aquel que le despierte interés, será bienvenido y bienvenida. En cada persona, siempre, hay un sentimiento detectivesco que espera por salir.

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